Por mi parte en casa tengo otra escuela de español. Es genial ver cómo los niños van adquiriendo la lengua, cómo van jugando con ella, inventando palabras, interiorizando las normas, aplicándolas a su manera... Recuerdo la ilusión que me hizo escuchar a Mateo (muy pequeñín) utilizando el subjuntivo por primera vez! (cosas de profes de español!). Ahora sigue con sus intentos con los participios, lo típico: "Se ha rompido", "he abrido la puerta" y todo eso. Es graciosísimo, y enseguida se da cuenta del error y lo corrige.
Miguel ahora está en esa preciosa edad cuando inventas palabras nuevas, o pronuncias las cosas a tu manera. Aún recuerdo a mi hermano pequeño con sus palabras memorables, como "cristollo" (escritorio), "candelario" (calendario) y cosas así. Miguel tiene algunas que me parten de risa. En su lenguaje, te explica que va a jugar con un "usuario" (dinosaurio), que le apetece tomar una "asamblea" (oblea), o que quiere jugar con el "donaor" (ordenador)... Me chifla!
Y David, aprendiendo y copiando todo, repite lo que oye, y como le haga gracia una palabra lo tienes todo el día repitiéndola. Un día va por toda la casa gritando como Pocoyó, "Pato!" (palabra que también le vale cuando te trae los zapatos para que se los pongas), o pidiéndole a Mateo "Mano", para que lo agarre, o su favorita, "Tero abua" (quiero agua). Para comérselo. (y esa obsesión con los cepillos que tiene ahora!!??)
Seguimos con calor aplastante y agobiante, el cuerpo me está pidiendo un heladito... hmmm ("Mamá, ¿porqué no me haces una foto así?", me dijo).
Un besito de buenas noches con chocolate. Que descanséis!
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